Sobre nosotros

Fundación

Esta Corporación, como tantas otras de la época, nace en los años 70, en pleno auge de nuestra Semana Santa.

Surge de un grupo de chavales, diseminados por distintos barrios del pueblo. Tenían en común realizar sus estudios conjuntamente en el Instituto Manuel Reina, y que fueron acercándose a la Parroquia del Carmen, al calor que se vivía en aquellos tiempos en su iglesia. Basta recordar la verbena del Carmen, el coro que cantaba allí, las actividades culturales como teatros… Amén de la academia de verano para recuperar las asignaturas pendientes, que tanto éxito tuvo. De todo ese conglomerado, salen jóvenes mananteros que hacen acopio de ilusiones y sueños, al ver el trasiego de jóvenes y mayores que llevan y traen de sus cuarteles. Algunos tienen la suerte de que sus padres pertenecen a una corporación. Otros, es un familiar cercano quien los acerca a una cofradía, lo que hace que vivan una Semana Santa más cercana y se hallen más exoerimentados en estos menesteres.

Todo se inicia en el Parque de los Pinos, en la cuaresma del año 1971. Paseando unos cuantos compañeros del instituto, a uno de ellos, concretamente a Andrés Carazo Mora, dice: “¿Por qué no hacemos un grupo?”. Y como bullía la sangre manantera, nos pusimos manos a la obra.

En el Salón Parroquial de Ntra. Sra. Del Carmen se celebró la Junta de su constitución. Tras la correspondiente votación, sale elegido presidente Miguel Cáceres Pedrosa. En dicha reunión, el hermano Salvador Aguilera Moncayo presenta a su amigo Francisco Muriel. Como no había túnica para él, el resultado de  la votación fue negativo. Entonces, Salvador y Andrés Carazo abandonan la reunión y sentados en los bancos del patio, decidieron formar otro grupo. De esta manera, habiendo salido de un mismo tronco, quedan constituidos dos grupos: “El Arao” y “El Grupo”.

“El Arao” no tuvo cuartel, aunque estuvo a punto de lograr una de las casas que hay a la derecha de la Iglesia del Carmen. La cuota fue de cinco duros. Se acompañó en estación de penitencia a Ntro. Padre Jesús Preso, a la cofradía del Santo Sepulcro y Ntro. Padre Jesús Resucitado.

“El Grupo” tuvo cuartel en el corralón del “Chirri”, que se encontraba en lo que actualmente es el Polideportivo Municipal. Su presidente fue Miguel Cáceres Pedrosa y realizó estación de penitencia acompañando a Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto, Ntra. Sra. De la Amargura, Ntro. Padre Jesús Amarrado a la Columna y a la cofradía del Santo Sepulcro.

En 1972, “El Arao” cambia su denominación por la de “El Clavo”. A través del hermano Antonio Mesa Poyato, entra su compañero de instituto Rafael Sánchez Pérez que, a la postre, sería Secretario Honorífico de la Corporación y uno de sus pilares durante una larga época. También se incorpora José Francisco Sánchez Rejano, hermano decano de esta Corporación, y que nos hacía todas las comidas hasta el año 1989. Su cuartel se situaba en la calle Historiador Aguilar y Cano, en unas cocheras en los números 33 y 35. Su presidente fue Salvador Aguilera, haciendo estación de penitencia a Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto, Ntro. Padre Jesús Preso, Santo Sepulcro y Ntro. Padre Jesús Resucitado.

Por su parte, “El Grupo” tuvo su cuartel en una cochera con la puerta verde, sita en la calle Sol. En nuestro cuartel conservamos un cuadro con fotos de ese año. Sigue siendo presidente Miguel Cáceres Pedrosa y se realiza estación de penitencia acompañando a Ntra. Sra. De la Amargura y Ntro. Padre Jesús Amarrado a la Columna.

En 1973, en “El Clavo” sale elegido presidente Rafael Sánchez Pérez. Se incorpora como hermano Diego Siles Fernández y a través de él, se consigue casa en la calle Guerrero, 21. Los hermanos acompañan en estación de penitencia a Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto, Ntro. Padre Jesús Preso y al Santo Sepulcro. Ese año se crean unos clavos para cada hermano, consistentes en 3 púas de caballo, soldadas por el centro que, es el origen de la mayor distinción que otorga la corporación a día de hoy, los “Clavos de Oro”.

Por otro lado, “El Grupo” situó su cuartel en otra cochera más grande en la misma calle Sol. Su presidente fue Andrés Gálvez Palos y se realizó estación de penitencia acompañando a Ntra. Sra. De la Amargura y Ntro. Padre Jesús Amarrado a la Columna. La noche del Jueves Santo de ese año, los hermanos de “El Clavo” realizan una visita a los de “El Grupo” e intercambian impresiones.

En el verano de 1973, pasan a formar parte de “El Clavo” los hermanos más mananteros de “El grupo”, dando así nacimiento a la Corporación Bíblica “Milagros de Jesús”, creada en Junta convocada a tal efecto el 24 de junio de 1973, celebrada en el Salón Parroquial de Nuestra Señora del Carmen.

Cuarteles

Durante todo este tiempo, han sido muchas las dificultades que hemos tenido que sortear. Y una de las más importantes era la búsqueda de casa cada año. Fueron bastantes traslados durante nuestros primeros años, acarreando con los primeros cuadros, mesas, sillas…

Nuestra primera morada se situó en la calle Lemoniez, en el año 1974. De ahí pasaríamos por otras casas situadas en calle La Huerta, 18; Guerrero, 25; Cerrillo, 22. De allí pasamos al Paseo del Romeral, donde estuvimos desde el año 1978 hasta 1980. Al año siguiente volvemos a la calle Guerrero, pero esta vez al número 27. La siguiente Cuaresma y Semana Santa la pasamos en la calle Cruz del Estudiante, 38; cuya casa era del padre de un hermano que nos cedió para este menester.

Ya en 1983, llegamos a nuestra sede actual de Cuesta Vitas, 9. Aquel año con los ladrillos a la vista, sin puertas y con unas instalaciones muy provisionales, fue el primero que pasamos en nuestra casa y por ello éramos los más felices del mundo.

Durante todos estos años, hemos pasado grandes momentos en todas y cada una de las casas antes mencionadas, teniendo un gran recuerdo de todas ellas y donde se guardará para siempre un pedacito de los Milagros de Jesús.

Curiosidades

Nuestra Corporación, sin pretender ser mejor o peor que ninguna otra, mantiene formas y estilos, que le son propios y que la hacen diferente al resto. En este apartado, pretendemos mostrar algunas de nuestras costumbres más arraigadas.

En los Sábados de Romanos, mantenemos fieles una serie de puntos concretos, donde hacemos nuestras paraditas para hacer los cantos tradicionales y tomar una uvita. Así, cualquier hermano que llegue tarde o se despiste, sabe perfectamente por donde andan el resto de hermanos. El primero de estos puntos, es la puerta de nuestro Cuartel. Allí nos colocamos todos juntos y cantamos “Alondras y Ruiseñores”. Nuestra segunda “paradita” la hacemos en la calle Madre de Dios, entre los números 28 y 31. Allí vemos pasar a “Los Ataos” y escuchamos su primera marcha. Después llegamos a la calle Santos esquina con calle Cosano, donde cantamos múltiples Cuarteleras. Seguimos de un tirón hasta al ermita de la Veracruz, lugar emblemático para nosotros y otras muchas corporaciones, con las que compartimos cánticos y uvitas. Tras ver desfilar al Imperio Romano, continuamos nuestro camino hasta la calle Amargura esquina con la calle Aguilar, desde donde al son de “Barrabás”, ya subimos hasta el Calvario. Directamente nos vamos a nuestro naranjito, el tercero por la derecha según se sube. Nuestro fiel compañero durante todos estos años. Todos los sábados de romanos, el hermano Salvador se encarga de poner una ramita suya junto al cuadro de Jesús Nazareno, que preside nuestro salón. Allí compartimos cantos, risas, uvitas y recuerdos con cuantos pasan a visitarnos.  También mencionar nuestro “pescaíto” frito del quinto sábado, en recuerdo del milagro de la multiplicación de los panes y peces realizado por Jesús.

Son peculiares en nuestro grupo, dos bebidas, “las fallebas” y la sangría. Las fallebas es una mezcla de vinos para la madrugada del Viernes Santo y “La Diana”. Y nuestra tradicional sangría, para el Viernes Santo por la tarde. Un refrigerio para cuando llegan nuestros hermanos que han ido vestidos de figura. También tenemos platos típicos como las gachas del Jueves Lardero, el potaje de garbanzos del Jueves Santo, el revuelto de espárragos del Viernes Santo noche o el arroz del Domingo de Resurrección.

En Semana Santa, también tenemos nuestras costumbres que siguen inalterables a lo largo de estos años. Una de ellas, presenciar el encierro de la Virgen de la Guía en la puerta lateral de la Iglesia de la Concepción, paso previo a la Junta de este día, donde realizamos nuestro sorteo de Figuras y Rebates. El Domingo de Ramos disfrutamos de nuestro particular pregón de Semana Santa, realizado cada año por un hermano de la corporación, por riguroso orden de antigüedad.

En la comida del Miércoles Santo, entre varios hermanos, damos lectura a un pasaje del Evangelio referente a una de nuestras figuras o a un momento de la Pasión de Nuestro Señor. Al finalizar esta comida de Miércoles Santo, exponemos nuestras Figuras en la sala que tenemos al efecto y también es tradicional   comenzar el encierro de los pasos de ese día en la esquina de la calle Luna con la Cuesta Baena, donde los vemos pasar. Después subimos acompañando a la Virgen de la Amargura, con los cánticos propios de la ocasión. Llegamos hasta el rincón donde se encontraba el buzón de correos en la fachada de la Concepción. Allí esperaremos el fin del encierro y comenzaremos con el acto de “La Campanita”. Acto peculiar donde los haya. En cuanto se encierra la Virgen de la Amargura, comienza a sonar la campanita del Jueves Santo, al grito de “Viva el Jueves Santo”. Desde allí, muchos hermanos de la Cofradía de La Columna, pertenecientes a todos los grupos de la Cofradía, nos dirigimos al cuartel del Hermano Mayor del Señor de ese año y pasamos un rato de hermandad entrañable. Es nuestra entrada en nuestro día grande, el Jueves Santo. Grande porque acompañamos a nuestros Titulares y porque es el primer día que salen nuestras figuras a la calle. En este día, al término del 1º turno de figuras, hacíamos una paradita en casa de los padres del hermano Andrés Gálvez, que nos recibían con los brazos abiertos y nos preparaban un tapeo estupendo. Por razones de itinerario del Jueves Santo, dicha paradita ya no la hacemos.

Ya en el Viernes Santo, también se ha convertido en tradicional nuestra visita al Cuartel de “Las Apariciones de Jesús”, al finalizar el turno de figura de Santa Catalina.  Ya por la tarde, al finalizar la procesión, nos vamos a la ermita de la Veracruz, para ver desfilar al Imperio Romano al son de “Gloria al Muerto”.

Forma parte de nuestras normas, mantener un mes de luto por la muerte de los padres de nuestros hermanos, colocando un lazo negro en los apliques que dan luz a nuestro Jesús Nazareno. Empezar nuestras comidas rezando una preces y brindar por los ausentes.  Bajar las patas de la Vieja Cuaresmera en la comida de Todos los Santos. Lo curioso de nuestra Vieja es que, en los sábados de cuaresma, las patas se suben en lugar de ser bajadas, como ocurre en otros cuarteles.

Muy especiales y llamativos resultan nuestros gorritos mananteros, que tienen como fin la localización de los hermanos en cualquier momento. Al igual que nuestros desfiles, de los que sobresale el que hacemos en casa de nuestro querido Faillo el primer sábado de romanos. Al son de Enriquetilla y con cualquier utensilio que por allí encontremos, desfilamos felizmente por todos los rincones de su casa.Por último, mencionar que todas nuestras figuras desflian con la imagen de Jesús Nazareno en su pecho, situada encima de la placa donde llevan su nombre.